Holaaaaaaaaa :) siento molestaros y tal.
probablemente nadie la lea pero si alguien lo hace espero que comente. Aqui os dejo un pequeño cuento o historia que tengo que hacer para clase espero que os guste y me deis vuestra opinión es muy importante. Muchas gracias xxx
Capitulo 1. Nuestro día
*Narra Lara*
-¡Lara, Lara!- escuchaba los
gritos de mi amiga Liz. No sabía qué hora era, pero debía de ser muy temprano.
La claridad de la mañana entraba por mi ventana. Liz estaba muy nerviosa,
desesperada porque no me levantaba. Estaba vestida con una blazer negra, unos “shorts” negros y unas botas militares,
y su pelo negro, iba recogido en una bonita trenza negra que le caía en el
hombro derecho. Lo qué no sabía es que hacía tan temprano vestida.
-Buenos días, a ti también- la
dije- ¿Qué haces despierta tan temprano?
-Pues porque hoy es el día
grande, nuestro día, así que ¡vamos!- me dijo medio enfadada- Estaré en la
cocina haciendo el desayuno y la ropa está en la cama.
Bajé corriendo de la cama antes
de que me echara ella a patadas. Me duché y arregle muy rápido. Mientras me
cambiaba me di cuenta de que para ser tan temprano Liz me había preparado una
ropa muy chula, aunque muy parecida a la suya. Liz era para mí como mi hermana
gemela, esa que nunca tuve, y ahora estar con ella en nuestra ciudad preferida,
Nueva York, nos lo íbamos a pasar como chiquillas.
Desayunamos como locas, para
poder coger un taxi que nos llevase a nuestra siguiente parada, nuestro primer
día en la revista In Real Life,
nuestro trabajo.
*Narra Liz*
En el taxi Lara y yo no parábamos
de reírnos y fantasear en cómo sería nuestro primer día de trabajo.
-Espero que nos toquen compañeros
amables, porque si no esto va a ser un infierno. Parecería que hemos vuelto al
insti, y no estoy por la labor- decía mientras se reía.
-Pues eso espero yo. Pero también
que nos toque un jefe o jefa que sea buena porque sino en dos días estamos
fuera jejej.
Cuando nos bajamos del taxi, nos
paramos en la puerta de la revista, respiré hondo, muy hondo, agarré a Lara y
entramos decisivas hacia nuestro destino.
Capitulo 2. La llegada
*Narra Liz*
La llegada y el recibimiento no
fueron malos, para que mentir, pero lo de tener que trabajar alejadas la una de
la otra, ya no nos hacía tanta gracia. Lara trabajaba de fotógrafa y yo de
estilista y maquilladora, un trabajo demasiado estresante, aunque si lo miro
desde el otro lado, la oportunidad de colarme en desfiles y sesiones de fotos
va a ser increíble.
Nuestras jefas eran diferentes,
la mía parecía sacada de un desfile de moda, ya que se ponía histérica con
todo, pero la de Lara parecía todo lo contrario, friki y extraña, pero sobretodo, loca, vamos una fotógrafa
divertida; y lo mejor es que era de nuestra edad.
Cuando salíamos, Lara venía muy
contenta.
-¿Qué tal? ¿Qué te pareció? –me
preguntó
-La verdad es que no está nada
mal, y además tu jefa está como una chota y es más divertido mi trabajo cuando
te oigo reír- y me dio por reír.
- La verdad es que sí, es muy
divertida y nos ha invitado a una fiesta que celebra Vanity Fair y que según ella es para trabajo, pero nos lo tomaremos
como una fiesta de bienvenida, ¿qué te parece?
- ¡¡DIOS!! –Empecé a chillar por
toda la calle, creo que la gente me miraba como si estuviese loca - ¿Que, qué
me parece? Pues una súper idea, pero tendremos que comprarnos unos vestidos
para la ocasión y creo que podemos ir a un sitio…
- ¡¡LA QUINTA AVENIDA!!-soltamos
*Narra Lara*
La quinta avenida. Cuantas veces
la habré visto en la televisión o en Internet. Si me parecía grande entonces,
estar ahí fue como un sueño hecho realidad después de tantos años. Había un
motón de tiendas, que si Gucci, Prada,
Dolce&Gabanna, Versacce… y la joyería de mis sueños Tiffany’s, pasar por delante y solo
pararme a mirar me dio mucha pena, pero el hecho de haber estado ahí y saber
que iba a pasar mucho tiempo aquí, me hizo muy feliz.
-¡¡OMG!!-oí chillar a Liz- Mira
que monada. ¡Lo quiero!- la verdad es que era muy bonito peor nuestro
presupuesto no daba para tanto.
- ¿Pero has visto lo que cuesta?
No tienes tanto para pagar eso- me dio pena decírselo, pero es que era la
verdad.
- Upss, no me había fijado. Bueno
pero podemos ir a esa tienda que tiene pinta de ser barata- en el fondo se la
veía apenada, pero no le iba a decir nada.
En la otra tienda en la que
entramos, era cierto que era más barata y además tenía unas cosas monísimas.
Nos probamos multitud de vestidos, largos, cortos, súper cortos, faldas,
pantalones, etc. Pero sin duda nos quedamos con unos vestidos azul y rojo
preciosos y con unos taconazos negros que nos quedarían muy monos.
De camino a casa, Liz empezó a
pensar que encontraríamos en la fiesta, que si habría un famoso importante o
que si iba a ver paparazis.
-¿Te imaginas ver Marissa
Bluecoast? Sería increíble o ver a Louis Headstead, sería lo más –estaba
delirando pero que se le iba hacer era nuestra noche y nuestras paranoias nos
hacían pensar que iba a ser lo mejor de nuestra vida, o eso pensábamos.
*Narra Liz*
Mientras nos cambiábamos, pusimos
música y empezamos hacer un poco el tonto. Que si foto por aquí, ahora otra por
acá.
-Parecemos sacadas de una
película-empezó Lara- de esas que tiene un baile muy importante o algo por el
estilo.
- La verdad es que sí. Pero
ninguna tiene un vestido tan bonito como el nuestro.-me reía mientras casi me
caigo al poner los zapatos.
La última foto que nos sacamos
esa noche fue en el ascensor antes de ir a nuestra pequeña aventura, la fiesta
de Vanity Fair.
Capitulo 3. La fiesta
*Narra Lara*
La llegada a la fiesta fue una
pasada. Había una alfombra roja, un photocall
y un montón de paparazis en todos los lados. Liz y yo estábamos alucinando, cuando
de repente apareció mi jefa, Lucy, que nos indicó por donde teníamos que
entrar.
Cuando entramos nos quedamos
alucinadas con la cantidad de famosos que había; había desde cantantes hasta
modelos, futbolistas, actores, etc. Era fantástico poder estar allí y
conocerles. De repente todo el mundo se giró, debía entrar alguien muy
importante, y no me equivocaba, por la puerta entraba Julia Truman, una famosa
modelo. Poderla ver en persona fue increíble, aunque al pasar por mi lado me
dio impresión de ser una persona arrogante y fría.
-¿Te has fijado en el vestido que
llevaba? –Me dijo Liz alucinada- Es el que hemos visto en la tienda de la
quinta avenida, ese que me gustaba tanto.
- ¡Es verdad!- la verdad es que
ese vestido le sentaba bien, pero muy feo puesto.
El resto de la noche fue un sueño
para nosotras, estábamos rodeadas de famosos actores, estrellas de la música,
deportistas, etc. Y además aprendíamos mucho más en qué consistía nuestro
trabajo. Hasta que de repente…
-¡¡¡AAAAHHH!!!- chilló una chica
rubia que venía corriendo con las manos llenas de sangre.- Han asesinado a
Julia.
Cuando lo oí no me lo podía
creer. Miré a Liz estaba pálida, no se movía. Yo estaba alucinando y Lucy no
sabía que decirnos. Cuando reaccioné estaba asustada, no sabía qué hacer, lo
único que se me ocurría era llamar a la policía, pero no sabía si estaría bien.
-Liz, reacciona, ¿estás bien?-le
pregunté.
- ¿Qué si estoy bien? ¿Acabas de
escuchar lo que ha dicho? Han asesinado a una modelo, estoy en estado de shock
y encima no se qué hacer- y rompió a llorar. Yo estaba trise y asustada pero
intentaba ser fuerte.
Lucy nos dijo que sería mejor que
nos marchásemos de la fiesta, que las cosas se estaban poniendo feas, pero cuando íbamos a salir, apareció la policía,
esto no pintaba muy bien.
Capitulo 4. El asesinato
*Narra Liz*
Cuando vi llegar a la policía, el
corazón me dio un vuelco y para colmo llevaba un rato llorando. Pero lloraba
por lo que había pasado, ver salir a una chica con las manos llenas de sangre,
no era muy común verlo en España, y menos en una fiesta de prestigio, como lo
era ésta.
Miré a Lara, estaba muy asustada
pero con la mirada me dio a entender que si estábamos juntos no nos pasaría
nada.
Empezaron a entrar policías, una
ambulancia, el FBI y los forenses. Se había desplegado como un cuarto del
servicio policial neoyorkino. A la media hora de ver entrar y salir policías,
se nos acercó uno.
-Buenas noches señoritas, soy el
inspector McGarret, del FBI, venía hacerles unas preguntas- se presentó, muy
amable.
- Buenas noches- le respondimos.
- Bien señoritas, ¿dónde se
encontraban en el momento del asesinato?
- Nos encontrábamos sentadas en
esos sillones de allí- contesté señalando al lugar mencionado.
- Bien, ¿cómo se enteraron de lo
ocurrido? –continuo
-Salió esa chica de allí
corriendo… con las manos… cubiertas… ¡de sangre!- vi como lloraba a la vez que
contaba lo ocurrido, se la notaba asustada, al igual que yo.
- Bien señorita, tranquilícese
–intentó calmarla, pero Lara seguía llorando.- Ahora necesito vuestros nombres,
teléfonos y documentación, por si tenéis que ser llamadas a declarar.
Nosotras dimos nuestros nombres,
teléfonos y documentación, mientras Lara hacia todo eso me fijé en la cara de
Lucy, estaba como en otro mundo, asustada, preocupada, así que decidí acercarme
hablar con ella.
-Lucy, ¿estás bien?
-¡Ah!- pareció asustarse al
verme.-Sí estoy perfectamente, solo que todo esto me ha pillado de nuevas, como
a vosotras, supongo.
-Sí, la verdad es que ha sido un
poco precipitado- le contesté.
-Señorita-nos llamó el inspector-
Veo que sois extranjeras, sois de España, según vuestra documentación.
- Sí, ¿hay algún problema
inspector?
-No, no hay ninguno, solo me
gustaría saber cuánto tiempo vais a estar aquí.
- Bien, de momento estaremos
cuatro meses, si no hay ningún inconveniente- le contesté.
- Gracias, por su ayuda, será
útil- y se marchó.
Me acerqué a Lara y le dije que
era mejor que volviésemos a casa, que la fiesta se había convertido en algo
horroroso, que era momento de llegar a casa y descansar.
Al llegar a casa, no dijimos
palabra sobre lo ocurrido, nos metimos en la cama, pero no tenía muchas ganas
de dormir y me puse a pensar en todo lo ocurrido. ¿Quién quería matar a esa
mujer? Y más en una fiesta como ésta. Pero sobretodo me llamaba la atención la
actitud de Lucy, en todo momento estuvo callada, como en otro lugar. Pensando
en esto y más cosas, me quedé dormida.
*Narra Lara*
La noche anterior había sido como
una película de miedo. Un asesinato, una rubia con las manos llenas de sangre,
llorando como una magdalena, y todo en una fiesta de famosos. Era como estar
viviendo esa película, una y otra vez. Esa noche me había marcado para siempre,
pero no sabía cuánto.
Mientras desayunábamos Liz y yo,
no nos dirigimos apenas la palabra. Debíamos estar pensando en lo de anoche. De
camino al trabajo fue Liz la que decidió romper el incómodo silencio.
-Haber que tal nos va hoy el trabajo,
¿no?- empezó, no era muy normal, pero tendríamos que empezar por algo.
- Sí, espero poder realizar una
gran sesión de fotos. – le contesté, aunque no con muchas ganas.
- Mira Lara, se que lo de ayer nos
ha marcado para siempre, pero tenemos que continuar con nuestra vida, ¿vale? No
voy a dejar que esto rompa nuestra amistad ni nuestras ganas de vivir en Nueva
York, ¿está claro?
- Vale, lo he entendió y lo vamos
a conseguir juntas. – le dije mucho más contenta- Ahora es hora de entrar a
trabajar y pasar un gran día.
Capitulo 5. Meses más tarde…
*Narra Liz*
Llevábamos ya tres meses y medio aquí, y las cosas habían
cambiado. Desde lo ocurrido en la fiesta Lara y yo habíamos continuado con
nuestra nueva vida en Nueva York, ya nos estábamos acostumbrando a la vida
neoyorkina, en la que todo parece ser estresante, aunque en realidad lo sea. Ya
nos quedaban unos quince días para irnos y volver a España, aunque Lara y yo no
teníamos muchas ganas de volver. También habían cambiado muchas cosas, la más
extraña fue la de que Lucy dejase el trabajo un par de días después de lo
sucedido. Pero tampoco le di mucha importancia ya que a Lara le dieron su
puesto.
Hoy, a quince días de nuestra
vuelta a España, Lara y yo decidimos volver a la quinta avenida, pero esta vez
nos gastaríamos lo que hiciese falta, ya que el dinero ya no era problema.
-Madre mía, lo quiero- Lara había
visto un vestido rojo de Versacce
precioso- Es que no me digas esto es digno de exhibirlo en España ¿a qué sí?
- La verdad es que sí, pero me
gusta más ese de Gucci.
-¿Cuál?- me dijo mirando a todas
partes.
-Ese negro de ahí- le dije
girándole la cabeza- Es bien bonito y lo podre utilizar para la boda de mi hermana. ¿Qué te parece?
- ¿Tu hermana se casa?- me dijo asombrada-
¿Y no me dices nada? Es que eres…
De repente sonaba Balada Boa, mi tono de móvil, lo cogí:
-¿Sí?- contesté- ¿Quién es?
- Buenas tardes, soy el inspector
McGarret. ¿Hablo con Liz García?
- Sí, buenas tardes inspector.
¿En qué puedo ayudarle?
- Me gustaría que su amiga y
usted acudan a comisaría para responder algunas cuestiones sobre el asesinato
de Julia Truman. Será solo un momento.
De repente, parecía que el tiempo
se había parado, mi corazón se aceleró, todo me daba vueltas, todo lo ocurrido esa noche volvía a mi cabeza.
Después de haberlo apartado de mi vida, volvía a salir.
-¿Hay alguien?
-Si, si… perdone ya vamos para
allá- conteste nerviosa, asustada de lo que nos pudiese pasar.
Colgué el teléfono. Lara me miró
preocupada
-¿Qué pasa?- me dijo
- Las compras tendrán que
esperar, ¿vale? Tenemos que ir a otro sitio. Vamos.
Cogimos un taxi que nos llevó
directas a comisaría. En el camino, me quedé mirando el paisaje, en la memoria
venían recuerdos de esa noche, hasta creo que se me escapó una lagrimilla.
Estaba muy asustado por lo que nos podía saber, pero sobretodo en como lo iba a
volver a superar Lara, le había costado mucho y volverá recordarlo no iba a ser
buena idea.
Capitulo 6. La pesadilla sin respuesta
*Narra Lara*
Liz se estaba comportando de una forma
muy extraña o al menos me daba esa impresión. Estaba molesta porque no habíamos
ido de compras, pero me molestaba aun más el hecho de que no me contase a dónde
íbamos. Pero cuando se lo iba a preguntar, el taxi se paró en frente de la
comisaría. Me asusté. No sabía que pintábamos ahí.
-Liz, ¿qué hacemos aquí?-le dije muy
asustada.
- Me ha llamado el inspector de aquella
noche, quería que viniésemos para contestar a un par de preguntas sobre esa
noche- en su cara vi preocupación, miedo, mientras me miraba a los ojos, supe
que algo no iba bien.
Cuando entramos nos separaron para
tomarnos declaración por separado, será para ver que no estamos con pinchadas o
algo por el estilo.
Cuando me tocó declarar, conté todo lo
que esa noche pasó e hicimos, incluso con quien fuimos.
-¿Lucy, dices?-me pregunto asombrado el
inspector.
- Sí, era mi jefa y fue la que nos
invitó a la fiesta. Ella estaba con nosotras.
- Bien, ¿dónde la puedo encontrar?- me
dijo.
- Ahora no lo sé, dos días
después de la fiesta dejó el trabajo y me cedieron su puesto, además no se ha
vuelto a saber de ella.
- Gracias por todo nos has
servido de ayuda.
Cuando salí, vi a Liz sentada con
los ojos hinchados, había estado llorando. Me acerqué a consolarlo aunque
terminamos llorando las dos, pero después nos entró la risa, creo que fue por
el numerito que estábamos montando en comisaría.
-¿Y por qué llorabas?- le dije
- Porque me han dicho de que
murió Julia Truman, dicen que en la autopsia había restos de drogas en la
herida donde la apuñalaron.
- ¡¡DIOS!!- mi chillido debió
sonar muy alto porque todo el mundo nos miraba- ¿pero cómo ha podido ser?
- No lo sé pero la persona que lo
hizo lo tenía bien planeado.- me dijo muy seria.
- Bien chicas-era el inspector
quien nos había asustado- Necesito saber el apellido de esa tal Lucy, ¿cuál es
el apellido?
- No lo sabemos, pero puede
preguntar en nuestro trabajo haber silo saben- dije, aunque no muy convencida.
- Muy bien, ahora llamamos.
Gracias por vuestra ayuda si sabemos algo ya os llamaremos- nos dijo mientras
se marchaba.
Cogí a Liz y nos fuimos las dos a
casa. No teníamos ganas de salir de fiesta ni nada. Nos quedaríamos en casa
viendo la tele y contándonos tonterías. Debíamos relajarnos, o por lo menos yo
lo necesitaba, volver a recordar esto me volvía paranoica.
*Narra Liz*
Habían pasado casi diez días
desde lo de comisaría y Lara y yo intentábamos llevar nuestra vida la de hace,
unos semanas, pero un poco complicado. También nos quedaba muy poco para volver
a España y sólo me apetecía salir de fiesta y pasarlo en grande.
Lara y yo fuimos a la quinta avenida,
por enésima vez, pero esta vez si que compramos a lo grande, entrábamos en
todas las tiendas, nos probábamos ropa, nos hacíamos fotos y si había algo que
nos gustase lo comprábamos. Fuimos al Rockerfeller
Centre y las vistas que había desde allí eran increíbles. Cuando fuimos al Empire State Building, casi me da un
algo, al ver la altura entre los cristales, podías tirar una moneda y no oír su
sonido seguro, algo que no se puede probar, es una pena, pero que se le iba
hacer.
-Liz, se me ocurre algo- Lara
estaba muy alegre últimamente y había que aprovecharlo.
-¿Qué pasa?
- Nos queda un día aquí, por qué
no los aprovechamos un poquito, vámonos de fiesta, y disfrutemos como nos lo
merecemos.
- Venga vale- aunque no me hacía
gracia después del resultado de la anterior, pero era nuestro último día y lo
íbamos a pasar genial, de eso estaba seguro.
*Narra Lara*
Llegamos a casa y recogimos un
poco las maletas de mañana, en las que apenas cabían cosas. Nos arreglamos para
ir de fiesta a una discoteca normalita. En la entrada a la discoteca, Liz me
miró y me dijo:
-Si estás preparada entramos,
sino nos vamos a casa, ¿de acuerdo?
- No he estado más preparada en
mi vida. Así que ¡¡FIESTA!!- y empecé a chillar, se me fue la cabeza.
La noche, fue una noche inolvidable,
una noche de fiesta al más puro estilo neoyorkino, en la que conocimos mucha
gente, muchos chicos monos y en las que bebimos un poquito bastante, fue una de
las mejores noches de toda mi vida, una noche que no pienso borrar. La noche de
mi último día en Nueva York.
Capítulo 7. ¿El último adiós?
*Narra Liz*
Sonaba el
despertador. Me iba a cagar en sus muertos. Eran las doce del mediodía. Anoche
nos habíamos acostado a las cuatro y nos quedaban apenas cuatro horas en Nueva
York. Me levanté, abrí las ventanas. El sol de Nueva York me decía hola. Pensar
que mañana, cuando me levantase lo único que iba a ver era un bloque, que ya no
vería el maravilloso Empire State
Building y que no volvería a escuchar el sonido del tráfico o que no
respiraría ese olor, que ahora me era familiar y hogareño, me hacía sentirme
triste y apenada. Pero tenía unas ganas de volver a España y ver a mi familia,
que eran enormes.
Cuando me estaba
cambiando oía a Lara cantar mientras hacía su maleta. La verdad es que
desafinaba muchísimo, era como escuchar a un gato que acaban de pegar o algo así.
-¡¡Ey tú!! ¿Pero
que son esos gritos? No son horas- me reía mientras ella se echaba a llorar de
la risa en el suelo.
- Y pensar que se
acabó lo bueno y que mañana no tendremos tanta libertad, va a ser un infierno-
esto lo dijo apenada y muerta de la risa.
Era lo que más de
menos iba a echar. Nuestras locuras en Nueva York.
*Narra Lara*
“Adiós. El último
adiós a la ciudad de la moda. Adiós a todas nuestras experiencias, aventuras y
locuras. Adiós a todos nuestros sueños hechos realidad. Hola a nuestra antigua
vida. Hola a nuestra tierra. Hola a nuestras nuevas oportunidades. Era hora de
mirar el presente, alejarse del pasado y decir hola a la realidad. Eso era lo
que iba hacer siempre y cuando Liz estuviese conmigo”. Pensaba mientras íbamos
camino del aeropuerto. Las imágenes de
todos nuestros días aquí se sucedían y me hacían sentir triste o alegre.
Miré a Liz, iba
sonriendo, sus grandes ojos verdes tenían un pequeño destello de felicidad,
aunque parecía que iba llorar.
-Bueno, algunas
palabras, señorita Elizabeth- le dije en plan de broma.
- Sí, que me alegro
de haber pasado ciento veinte días al lado de la persona que más quiero. Que
hemos superado buenos y malos momentos juntas en Nueva York y espero repetirlo
muy pronto, aunque no todas las cosas- esto último lo dijo muy apenada, sabía
bien el por qué- y usted, señorita Lara, algunas palabras.
- Pues que estoy
contenta de haber vivido la mayor experiencia de mi vida al lado de mi pequeña
hermana y de haber tenido la oportunidad de aprender lo difícil que es ser
independiente- vi como se reía y empezaba a llorar. Nos abrazamos antes de
bajarnos del taxi, y despedirnos de Nueva York.
Una vez en el
aeropuerto, después de haber facturado las maletas, mientras esperábamos el
avión, Liz recibió una llamada.
-¿Sí? ¿Quién es?-
vi como ponía el altavoz, para que lo escuchase.
- Señorita Liz, soy
el inspector McGarret, otra vez, la llamaba para decirla que hemos encontrado
el cadáver de su compañera Lucy, tiene los mismo signos de violencia que el de
Lucy Truman. La llamábamos para que lo supiese y avisarlas de que mantengan
cuidado.
En ese momento vi
su cara se puso pálida, el teléfono se le cayó de las manos. No era capaz de
articular palabra. El atardecer de Nueva York se llevaba todas nuestras emociones,
y nos dejaba ahí sin palabras, pálidas y con ganas de huir de esa ciudad para
siempre.
FIN